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Guía de meditación para principiantes

La meditación es el acto perfecto de autocuidado porque no requiere más que a ti mismo. Su único propósito es entrenar la mente para concentrarse en la propia conciencia con solo unos minutos al día. Esta práctica promueve la serenidad, el equilibrio y la calma, lo cual es excelente para reducir el estrés y la ansiedad. Las técnicas de meditación varían según las espiritualidades y las preferencias. Así que hemos recopilado algunos pasos infalibles para aprovechar al máximo tu primera sesión de meditación.

Comprométete con el tiempo

Este es probablemente el paso más difícil. Tomarse un descanso en medio de nuestras rutinas diarias puede sentirse intrusivo, pero ¡confía en nosotros, te lo mereces! Hay muchas sesiones de meditación guiada y cronometrada si estás utilizando aplicaciones, pero un recordatorio en el calendario o un temporizador funcionarán perfectamente.

Encuentra un espacio cómodo

Tal vez tengas un rincón tranquilo en casa o una acogedora alfombra favorita. Sinceramente, puedes meditar mientras aún estás acostado en la cama con tu antifaz de seda cada mañana. Donde sea que sea, encuentra un espacio dedicado a ti mismo. Es muy importante para conectar con tu mente y cuerpo que estés en un lugar donde te sientas seguro y cómodo.

Prepárate para soltarlo todo

Comienza la meditación con algunos ejercicios de enraizamiento. Cierra los ojos. Respira profundamente varias veces (ya sabes cómo hacerlo, inhala por la nariz, exhala por la boca). Con cada exhalación, suelta todo lo que estés cargando sobre el día que viene o el pasado. Permite que cada inhalación te sane. A medida que continúas, no es necesario controlar tu respiración. Te adaptarás a tu patrón de respiración natural.

Enfócate en estar presente

Un error común sobre la meditación es que debes esforzarte por no pensar en absolutamente nada. En cambio, la meditación consciente consiste en aceptar lo que estás sintiendo sin analizarlo en exceso con juicio, ensoñaciones y otras distracciones habituales. Una técnica rápida y sencilla para esta práctica es el escaneo corporal. Identifica lo que estás sintiendo de la cabeza a los pies. Luego, libera la presión donde sea necesario y llena cualquier dolor con tu respiración.

Vuelve a enfocarte

Cuando notes que tu mente divaga, asume la responsabilidad de reconcentrarte. Comienza desde el principio, una vez más, enfocándote en tu respiración y conectando con cada uno de tus cinco sentidos. Si es necesario, realiza otro escaneo mental del cuerpo.

Tenemos todo el día para pensar en todo lo que hemos hecho o tenemos que hacer, en lo que sentimos y por qué, etc. Los pocos minutos que te dedicas a ti mismo para pensar están destinados a ser empleados en total relajación, donde tu única atención es tu propio ser. Felicítate por completar tu primera sesión, incluso si fue por un corto período de tiempo. ¡Las sesiones más largas llegarán con la práctica!

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