Hay una frase que dice que nunca debes irte a dormir si estás enojado. Esto se debe a que una situación negativa, como una discusión, es más difícil de suprimir si te vas a la cama pensando en ella. De hecho sucede lo contrario, se queda en tu memoria y es probable que hasta tengas pesadillas. 

Así, larelación entre tu estado de ánimo y tu calidad de sueño es muy estrecha, por lo que si tuviste un mal día y estás ‘de malas’, podrías pasar una larga noche de insomnio. Aquí tres indicadores de cómo tu humor influye en qué tan bien duermes: 

Tu cabeza no para de pensar

Si estás preocupado por algo, estamos casi seguros de que te costará mucho trabajo pegar el ojo. Ya sea que estés dando vueltas en la cama con la ansiedad al 100% o pensando en todo lo que salió mal en el día, la incapacidad de olvidar estas situaciones afectará tu sueño. 

Duermes mal, despiertas cansado

Si estás ansioso, triste o enojado, dormir profundamente será todo un desafío. Estos sentimientos pueden causar que tengas patrones de sueño más fragmentados que te hagan sentir fatigado al otro día, aunque hayas dormido lo suficiente. 

Tienes pesadillas 

Los sueños negativos pueden despertarte e impedir que vuelvas a dormir (y en esos casos ni contar ovejas funciona), lo que puede provocar que te sientas cansado y mal emocionalmente al día

Para evitar estas situaciones, es importante que te tomes un tiempo para estar tranquilo. Durante al menos 30 minutos antes de acostarte (si puedes, hasta una hora), evita actividades que puedan estresarte o estimularte, como responder mensajes de texto del trabajo o ver series que puedan generarte ansiedad o tensión.

En lugar de eso, puedes leer, tomar un baño caliente, meditar un poco o simplemente escuchar música relajante. Estas actividades te ayudarán a ‘apagar’ tu cerebro y a relajarte. Una mente clara y tranquila te ayudará a conciliar el sueño más fácilmente y a disfrutar de una buena noche de descanso.